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»Mientras me fijaba en los cuernos, vi surgir entre ellos otro cuerno más pequeño. Por causa de este fueron arrancados tres de los primeros. El cuerno pequeño parecía tener ojos humanos, y una boca que profería insolencias.

Canto al Anciano

»Mientras yo observaba esto,
    se colocaron unos tronos,
    y tomó asiento un venerable Anciano.
Su ropa era blanca como la nieve,
    y su cabello, blanco como la lana.
Su trono y las ruedas de este
    centelleaban como el fuego.
10 De su presencia brotaba
    un torrente de fuego.
Miles de millares le servían,
    centenares de miles lo atendían.
Al iniciarse el juicio,
    los libros fueron abiertos.

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